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Fernando Ortiz: "La cirugía reconstructiva requiere buena artesanía"
La experiencia necesaria para operar las malformaciones congénitas de cabeza llega con la concentración de pacientes en pocos centros, según ha dicho Fernando Ortiz Monasterio en el congreso de la Secom.
Las malformaciones congénitas del área de la cabeza no son comunes, pero su corrección precisa de técnicas quirúrgicas complejas que sólo se adquieren con experiencia. Estas dos premisas conducen a una conclusión: la concentración de pacientes en pocos centros es la única manera de que haya equipos de cirujanos lo suficientemente avezados para afrontar con éxito estas intervenciones. Es la opinión de Fernando Ortiz Monasterio, maestro de varias generaciones y prestigioso cirujano del Hospital Gea González, de México.
Además de experiencia y destreza, el cirujano debe perseguir un objetivo estético ambicioso: "No hay diferencia entre la cirugía estética y reconstructiva, todo es estética". Ortiz participa en el congreso que la Sociedad Española de Cirugía Oral y Maxilofacial (Secom) celebra en La Coruña, organizado por el Servicio de Cirugía Maxilofacial del Complejo Hospitalario Universitario Juan Canalejo, de la ciudad gallega.
"Las malformaciones congénitas de la cabeza deben ser atendidas por el profesional que tenga capacidad para corregirlas porque precisan de finura y técnicas de buena artesanía", ha añadido Ortiz Monasterio, quien considera que la dispersión geográfica de nuestro país no favorece la acumulación de la experiencia necesaria para acometer este tipo de actos quirúrgicos.
Labio leporino
A su juicio, la atención de las fisuras de labio y paladar (labio leporino) debe estructurarse en al menos un grupo por autonomía o en un centro de referencia para varias comunidades autónomas. Sin embargo, la concentración debe extremarse para abordar las grandes deformaciones porque su incidencia es mucho menor.
Antes de viajar a La Coruña para participar en la reunión nacional de la Secom, este experto consultó en la casa de su hija en Madrid a nueve niños que padecen una microsomía hemifacial, convocados por la madre de una niña valenciana que Ortiz operó en México. "En todos los casos el principal problema era la confusión porque venían recibiendo informaciones contradictorias. Los padres son conscientes de que los profesionales que los atendieron no tienen la suficiente experiencia".
Precisamente, Fernando Ortiz pretende aprovechar el congreso para contactar con algunos cirujanos y poder promover la instauración de un centro de referencia en España para la microsomía hemifacial, una malformación que causa asimetría en la cara, una hendidura lateral del labio, ausencia de oreja y conducto auditivo y, en algunos casos, faltan los músculos masticadores y el volumen de una mejilla.
La niña española intervenida por Ortiz carecía de la rama ascendente de la mandíbula, lo que obligó al cirujano a sacar un hueso de la cadera para ponerlo en la mandíbula. Para conseguir un crecimiento similar al otro lado de la cara, cortó el injerto y colocó dos clavos, uno a cada lado del corte, y un dispositivo de distracción con un tornillo al que la madre dio una vuelta cada 24 horas. "De esta manera conseguimos que la mandíbula creciera un milímetro cada día y ahora la cara de la niña está simétrica".
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